En el mundo existe una gran variedad de setas con diferentes colores, formas y tamaños. Solo en Europa, hay alrededor de 7.000 especies. Muchos de estos hongos son comestibles, pero conviven con algunos ejemplares venenosos con los que pueden confundirse con facilidad. El consumo de una variedad tóxica, como la seta de olivo, puede tener síntomas leves como mareos, o muy graves generando problemas neurológicos que ponen en riesgo la vida.
Por este motivo, antes de salir a buscar setas es conveniente aprender las diferencias entre setas y hongos para evitar posibles sustos. Para ello, los expertos micólogos recomiendan no fiarse de aquellas que tengan colores llamativos, desprendan un olor desagradable o que, al cortarlas, cambien a una tonalidad azulada. Si cumplen con los requisitos anteriores, seguramente serán tóxicas y por tanto es mejor no comerlas.
Una de las especies más venenosas es el Omphalotus Olearius, más conocida como seta de olivo. Cada año este hongo es el causante de la mayoría de intoxicaciones y provoca importantes problemas intestinales. Por ende, es necesario aprender a diferenciarla para evitar futuros contratiempos.
Principales características de la seta de olivo
Es una especie termófila mediterránea que se puede encontrar repartida por toda la Península Ibérica. Incluida en la familia de la Paxillaceae, recibe otros nombres como bolet d’oliu o gírgola d’olivera, en catalán. Este hongo suele aparecer en las ramas o tocones de olivo, de donde recibe su nombre. También puede aparecer en otras especies como alcornoques y encinas o en diferentes tipos de arbustos entre los que destaca el jara o el rosal. Asimismo, se pueden observar en algunos parques públicos donde crecen en la base de árboles como el lilo o la mimosa.
Tiene una curiosa particularidad; su capacidad de bioluminiscencia, debido a lo cual es conocida como seta fosforescente. En la oscuridad emite una luminiscencia azul verdosa con el objetivo de atraer diferentes insectos que puedan esparcir sus esporas.
La seta de olivo es reconocible por su gran tamaño, cuenta con un sombrero de entre 5 y 15 cm de diámetro. En algunos casos excepcionales pueden observarse sombreros de más de 20 cm. La forma del sombrero varía con la madurez. Los especímenes más jóvenes tienen un sombrero convexo que se va aplanando con el crecimiento del hongo, hasta terminar con forma de embudo en los ejemplares adultos.
Se caracteriza por ser un tipo de seta color rojo anaranjado o pardo anaranjado. La cutícula del sombrero es fibrosa y posee unas láminas decurrentes, finas y apretadas .El pie suele ser mayor que el diámetro del sombrero, excéntrico o lateral y de un color amarillo anaranjado.
La carne de la seta suele ser fibrosa y consistente. En lo que se refiere al olor, este es casi inapreciable y posee un sabor intenso, parecido al aceite.
Especies próximas
Debido a su forma y a su hábitat, es común confundirlo con el rebozuelo o Cantharellus Cibarius. Para poder diferenciarlo, hay que fijarse en la tonalidad de la seta dado que los rebozuelos son mucho más amarillentos.
Además, se puede diferenciar por el aroma, debido al aroma que desprenden los rebozuelos, muy parecido al del albaricoque. O bien por las láminas, las cuales se rompen con más facilidad en el caso de la seta olivera. En cuanto a la seta de olivo, es un especie lignícola la cual aparece sobre restos de madera, mientras que el rebozuelo lo hace directamente sobre el bosque.
Es habitual confundirlo con el falso rebozuelo o Hygrophoropsis Aurantiaca, una variedad que comparte hábitat con el rebozuelo. No obstante, este tiene un tamaño mucho más reducido y suele aparecer en bosques de repoblación de pino, junto con la encina o el alcornoque.
Síntomas de intoxicación de la seta de olivo
La ingesta de este hongo causa un síndrome gastrointestinal severo y en la mayoría de los casos se requiere el ingreso hospitalario. Normalmente, presenta un corto periodo de incubación y los primeros síntomas se pueden observar a partir de las 6 horas. Entre ellos se encuentran las náuseas, dolor abdominal y diarrea. Dichos síntomas desaparecen en 24 o 48 horas.
En los casos más graves pueden aparecer alucinaciones y problemas neurológicos, llegando a ser mortales. Estos síntomas los causan la Iludina y Lunamicina, dos componentes tóxicos que se encuentran en las setas de olivo. Si se consume por error, se aconseja acudir al centro de salud más próximo rápidamente, o llamar al Servicio de Información Toxicológica y seguir sus recomendaciones.